domingo, 23 de febrero de 2014

DEI VERBUM

En mi clase de Teología leímos la constitución dogmática "Dei verbum" sobre la divina Revelación, y a continuación quiero explicar, de forma resumida, lo que extraje de ella.

El primer capítulo habla de la Revelación en sí misma. Explica que Dios se reveló a los hombres porque Él lo dispuso. Al revelarse dio a conocer el misterio de su voluntad, y el hombre tuvo acceso a él. Dios hizo esto para su comunicación con el hombre y para que esté en su compañía.

Dios se reveló mediante hechos y palabras, por ejemplo, se manifiesta por la revelación de Cristo, quien es mediador y plenitud de toda la Revelación. Dios da testimonio de sí en toda la creación: da esperanza de salvación y redención, y no hace esto por un impulso sino por una disposición "racional". Dios fue preparando el camino del Evangelio para que los hombres esperaran al Salvador, por lo tanto, la Revelación apunta a culminarse en Jesús: el verbo hecho carne.

Jesús manifiesta los secretos de Dios, lleva a cabo la salvación. Él completa la Revelación (con su presencia, palabras, obras, muerte y resurreción), y confirma el testimonio de Dios (Dios hecho hombre vive con nosotros para liberarnos del pecado y la muerte y darnos la vida eterna). La Revelación terminó con la muerte del último de los apóstoles, de modo que los hombres ya no deben esperar una posterior Revelación.

Hay dos términos que me parecen interesantes de comparar y definir: por un lado, la economía cristiana, que es un término teológico, y compararla con la teología. La economía cristiana explica cómo es Dios actuando en la historia; otra forma de conocer a Dios es a través de sus acciones. La teología, por su parte, explica cómo es Dios en sí mismo, y se trata del conocimiento especulativo de Dios.

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