domingo, 1 de junio de 2014

Las cosas que me acuerdo de vos

Normalmente trato de no pensar en vos, de no recordar nada... Pero hoy quiero recordarte.

Sé que te quería mucho, de hecho, sos una de las pocas personas que amé de verdad, pero no puedo recordar por qué. Es muy triste pero es verdad.

Por eso, para demostrarme que sí me acuerdo, y porque ya es hora que saque todas estas cosas de mí, voy a tratar de contar las cosas que me acuerdo de vos.

Me acuerdo de tu piel. Siempre estaba bronceada y caliente, sin importar el clima. Tenías pelos en los brazos, y eran rubios. No sé por qué, pero me gustaban mucho tus brazos. Quizá era porque eran brazos fuertes. Eran brazos fuertes que podían hacer cualquier cosa, derrotar cualquier cosa que se pusiera en su camino. No importaba qué pasara, siempre sabías cómo solucionarlo.

Me acuerdo de tu pelo. No me gustaba mucho, porque era poco y de un color raro, entre rubio y canoso. Aparte, tenía una textura rara. Supongo que estaría engrasado.

Me acuerdo de que con vos siempre me divertía. Que siempre tenías una historia interesante para contar, casi siempre sobre el mar o la pesca. No recuerdo tan bien, pero me aventuraría a decir que una de las pocas veces que fui feliz en ese entonces fue con vos. No tengo muchos recuerdos negativos sobre vos.

Me acuerdo de tus uñas, eran un poquito largas, pero siempre limpias y prolijas.

Me acuerdo de tu perfume; es el día de hoy que si huelo alguno parecido por la calle trato de inhalar todo lo que pueda, a ver si te vuelvo a ver.

Me acuerdo de tus hombros: eran bastante mullidos para alguien con tanta fuerza. Al menos, para mis pies lo eran, cuando me hacías pararme sobre ellos y tomarte de las manos, para saltar a la pileta. Cómo te temblaban los brazos cuando me sostenías... Y aunque te decían que no lo hicieras, vos lo seguías haciendo.

Me acuerdo de, me acuerdo de...

Me acuerdo de que tenías varios lunares de colores raros en la espalda: unos violeta casi azul y otros bien rosados casi rojos.

Me acuerdo de tus trajes de baño medio feos, y de que siempre que salíamos de la pileta te secabas rapidísimo (ese era tu truco para no tener frío, pero nunca lograste que yo lo copiara) y entrabas a la casa, y unos minutos más tarde salías con otro traje de baño igualmente feo.

Me acuerdo de cómo me decías "pibitu", aunque a veces me acuerdo y a veces no.

Me gustaría poder verte otra vez, aunque sea un rato, no sé, una hora al menos, y poder acordarme de más cosas. No me acuerdo de tu voz ni de cómo hablabas, y lo poco que me acuerdo va desapareciendo cada vez más... No quiero olvidar.

Me da pena que nunca más te vaya a ver, porque ya no existís, ya no sos. Mi cabeza busca desesperada algún "recoveco legal" que me permita creer que te voy a volver a ver, pero no puedo negar lo que sé. Dejaste de ser aquel 24 de diciembre de 2008 (qué irónico que desaparecieras justo aquel día, aquella fiesta que para mí eras vos) y ya no fuiste más, y ya no sos. Haga lo que haga nunca más vas a ser y eso me pone realmente muy triste.

Me quería hacer creer a mí misma que te había superado, pero no; tenía todo esto adentro mío y no sabía. Hoy quiso salir y acá está.

Me acuerdo de que me amabas y de que te amaba, te amé y te amo y te amaré mientras yo sea, y aunque me cueste creerlo ahora, e incluso me resista a escribirlo entre tantas lágrimas que me nublan la vista, incluso aunque me cueste creerlo ahora, aunque no recuerdo ni recuerde todo lo que eras, mientras recuerde que fuiste, todo va a estar bien.