martes, 29 de enero de 2013

¿Qué es filosofar?

En clase leímos a un autor que respondía a esta pregunta y a algunas más.

Su nombre es Ismael Quiles, y fue un sacerdote jesuita español del siglo XX. Fundó la USAL (Universidad del Salvador) acá en Buenos Aires y uno de sus objetivos fue tomar varias corrientes filosóficas diferentes y ver los aspectos en común de cada una, para hacer reflexionar a la gente sobre la vida.

El texto leído en clase fue Filosofar y vivir, y lo primero que vemos en ese texto es que Quiles dice que esa es la esencia de la filosofía: sostiene que no debe separarse a ésta de la vida, ya que el filosofar no puede estar dividido de ella. Sostiene que sólo cuando uno siente el problema filosófico como propio es que filosofa con más intensidad, ya que es sensible al tema. Además, explica que el tema central de la filosofia es el hombre, porque es él quien filosofa, y quien busca encontrar respuestas para hallar su misión en la vida. 

Da como respuesta al título de este post lo siguiente: el filosofar es una especial actitud humana frente a problemas trascendentales. Con "especial actitud" se refiere a una actitud de contemplación, es decir, diferente de una actitud activa en cuanto a transformar cosas, sino que es intelectiva y reflexiva. Los "problemas trascendentales", según él, son aquellos que no son urgentes o cotidianos, sino que son universales a todos los hombres y van más allá del individuo y lo que le está pasando en ese momento.

Para filosofar, dice, son necesarios diferentes pasos: en primer lugar, estar en soledad. Al estar en soledad uno puede apartarse del mundo en que está inmerso, estando también inmerso en los problemas de él, y fuera de uno mismo. Luego, uno puede llegar a encontrarse a sí mismo, lo cual solo puede hacer si realiza correctamente el paso anterior, ya que anteriormente se encontraba perdido de sí mismo, en el mundo. Gracias a este paso el hombre puede conocerse a sí mismo, tomar plena conciencia de su ser y su personalidad, y darse cuenta de que tiene un "yo" personal y diferente del resto del mundo. El próximo paso es estar en soledad en el mundo, y no se trata de separarse del todo del mundo al que pertenece, sino de alejarse lo suficiente para poder contemplarlo desde fuera, y desde dentro de su "yo". De esto sigue el sentimiento de nada del ser. Del encuentro con uno mismo surgen sensaciones de impotencia, insignificancia, de que da lo mismo que seamos o no, ya que parece que no soy nada, que soy un vacío comparado con todo lo que podría ser. Debido a una exigencia del ser, el siguiente paso es la rebelión contra la nada: uno no quiere ser nada, entonces miramos afuera de nosotros para sobrepasar la deficiencia de nuestro ser. Es una exigencia del ser ya que este siempre aspira a la perfección, que es la felicidad, y no hacia la nada, que es la infelicidad. El último paso es la aspiración a algo "absoluto": consiste en aspirar a algo absoluto y perfecto para compensar la insignificancia de mi ser. Para llegar al absoluto se realiza el paso inverso a estar en soledad: se busca la compañía de algo que pueda saciar ese vacío, se salta hacia el mundo.

Aquí termina la experiencia filosófica, es este su punto cúlmine, con tres posibles resultados:

  • Si la insuficiencia no puede ser colmada, soy un absurdo.
  • Si la insuficiencia puede ser colmada parcialmente, soy un misterio, y en consecuencia vuelvo al absurdo.
  • Si la insuficiencia puede ser colmada de verdad, soy de verdad, tengo sentido: soy para la vida, la comunicación y la plenitud.

No hay comentarios:

Publicar un comentario